domingo, 10 de septiembre de 2017

La perfección existe y se llama Alexandra Daddario: hay que rendirse ante sus hermosos “ojos”.. Te hipnotizará!

Alexandra Daddario se ríe cuando le preguntamos si tenía algún tipo de conexión emocional con 'Los vigilantes de la playa', catedral del kistch televisivo noventero, antes de participar en la nueva (e irreverente) versión que tomó los cines durante este verano. “Lo raro es que lo sabía todo sobre ella, pero nunca vi un solo episodio.

Así que, de alguna manera, ya era una experta incluso antes de esta película”. Es probable que conozcas a Daddario por la saga de 'Percy Jackson', sus incursiones en el género de terror o su breve (pero memorable) papel en la primera temporada de 'True Detective', por el que fue nominada a un Globo de Oro. Sin embargo, ella afirma que la comedia es su hábitat natural.



Y su personaje en 'Los vigilantes de la playa', Summer Quinn, le ha permitido dar vida, en sus propias palabras, a la payasa lista: “Es una joven recluta del equipo, aunque se muere por formar parte de él. Lo más absurdo y delicioso de todo es que, dentro del universo que hemos creado, ser una vigilante de la playa y trabajar a las órdenes de Mitch Buchannon, el personaje que interpreta Dwayne Johnson, es lo mejor que puedes hacer con tu vida.

No hay un honor mayor”.¿Se puede decir lo mismo de trabajar con Johnson en la vida real? “¡Oh, claro que sí! Él y yo ya nos conocíamos de otro proyecto ('San Andrés', película de catástrofes donde Daddario encarnaba a nada menos que la hija de The Rock), así que sabía que iba a ser un placer coincidir con él aquí”.

En cuanto a Zach Efron, su otro compañero de reparto, ella deja claro que “mi relación con su personaje es más cómica que romántica, más que nada porque Summer no acepta chorradas de nadie.

 ¡Y Zach está increíble haciendo chorradas! Se supone que debía plantarme ante él con cara seria y disgustada mientras decía todas esas estupideces, así que lo más difícil de todo este rodaje fue contener mis ganas de partirme de risa. Créeme: fue duro”. No tan duro, claro, como los rigores a los que debes someter tu cuerpo y tu mente para proteger a los bañistas.

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